viernes, 23 de julio de 2010

GULASCOPIO por Marco Gavio Apicio

Cada vez que me envían este artículo de Analítica Premium lo publico para que tengan la oportunidad de leer comentarios de los restaurantes en la ciudad de Caracas. Espero sus comentarios y experiencias propias.




Guía gastronómica no comprometida de Caracas
Nuestros chefs merecen reconocimiento cuando aciertan pero también es bueno que sepan de sus imperfecciones.


El acontecimiento reciente de mayor magnitud en el escenario gastronómico de Caracas, es la apertura de Yamin Gourmet.  Se trata de un centro de gastronomía ubicado en Altamira donde antes estuvo Videocolor Yamin, obviamente del mismo propietario.
Estamos hablando de seis restaurantes y otros centros de reunión y esparcimiento, todos bellamente decorados.  Hemos probado cuatro de ellos y aún nos faltan dos.  Es aún prematuro ubicar estos fogones en nuestras listas y calificarlos con (o sin estrellas).  Tenemos que repetir experiencias y completar nuestro tour.  No es fácil, porque el primer comentario tiene necesariamente que ver con los precios.  Todos son escandalosamente caros, lo que no parece afectar a la numerosa clientela que, a pesar de la crisis, se reúne allí para almorzar o cenar pero que dificulta a nuestros catadores una presencia más frecuente.  Pasemos ahora a comentar:
Arte.  Es la joya de la corona.  Oficia (a veces de cuerpo presente) el chef argentino-catalán Miguel Sánchez Romera, quien se hizo conocer por  su restaurant L´Esguard (Sant Andreu de Llavaneres, cerca de Barcelona), y que se ha internacionalizado con locales en Tokio, ahora Caracas y  con próximas aperturas en Nueva York y Londres. L´Esguard recibió importantes reconocimientos (una estrella Michelin, Mejor Restaurante de Cataluña 2005).  La oferta en Yamin incluye un menú único de degustación de nueve platos para la cena y seis para el almuerzo, cada uno acompañado por vinos y champagne. (No debe omitirse mencionar a Ellen Rodríguez, conocedora y simpática sommelière). Nuestra experiencia, por la noche y con Sánchez Romera presente en los fogones, fue muy buena.  Decoración minimalista, mantelería, vajilla, cubiertería y atención impecables.  La cocina tiene un plus: las artísticas presentaciones que han hecho famoso a MSR, resaltadas por una ingeniosa iluminación, y una calidad que, de mantenerse lo haría acreedor a nuestra máxima calificación: tres estrellas en rojo.
No podemos decir lo mismo de los demás restaurantes:  Muy pobre la Trattoria Il Forno, cocina sin gracia a precios insólitos;  Hasna, comida libanesa ni tan buena, no mejor que la ofrecida por un par de competidores  en Caracas, aunque vale reseñar una extraordibnaria mussaka; Il Mulinazzo, comida siciliana bastante aceptable pero con una relación precio/calidad que no termina de convencer. Repetimos:  aún no hemos probado ni el restaurante de carne ni el japonés.

Abrió sus puertas Mohedano, a cargo de Edgar Leal, de grata recordación para los paladares caraqueños y que regresa de una no muy exitosa experiencia en el Sur de la Florida. Fuimos con entusiasmo a probar la exquisiteces que seguramente nos ofrecería Leal y tuvimos una experiencia que no podemos dejar de comentar: El día anterior a la cena, planificada por 7 amigos, buenos dientes y conocedores en la materia, llamamos a reservar.  Se nos dijo que no estaban tomando reservaciones pero que si llegábamos antes de la ocho y media no tendríamos ningún problema.  Al llegar nos ratificaron que no estaban aceptando reservaciones porque habían tenido muchos problemas pues la gente llamaba para reservar  y luego no se presentaba. Lo que no había era cupo, bien sea porque las mesas disponibles ya estaban asignadas (incluso con gente de la barra, no sabemos) o porque nosotros éramos un grupo grande y no tenían donde sentarnos, aunque nos habían asegurado que si llegábamos temprano íbamos a encontrar mesa lo cual no resultó cierto porque de nada nos sirvió llegar antes. Nos ofrecieron ubicarnos en la terraza para tragos y tapeo pero ese no era nuestro objetivo. La encargada nos comentó que lamentablemente, a veces, las cajeras toman el teléfono y dan respuestas inadecuadas como la q ue nos dieron a nosotros al llamar para reservar. Eso no es excusa y debe ser corregido porque el cliente no tiene por qué pagar los platos rotos de la falta de coordinación. Hay que decirlo. Mal comienzo para un restaurante, que hoy se beneficia de la novedad y que puede rechazar comensales, pero que, a la larga pagará caro si no corrige estas fallas. No bastan unas disculpas para salir del paso.  No quedaron muchas ganas de volver.

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